Omar Chaparro y Mauricio Ochmann protagonizan "¿Y cómo es él?", comedia dirigida por el argentino Ariel Winograd en la que Omar interpreta a Jero, un taxista en Puerto Vallarta al que va a buscar Tomás (Ochmann), quien ansía vengarse al enterarse de un supuesto romance entre su esposa (Zuria Vega) y el susodicho.
Sin embargo, al ser asaltado es rescatado precisamente por Jero, con quien termina viajando por carretera hacia Ciudad de México en un roadtrip lleno de peripecias.
Tres cosas atrajeron a Omar Chaparro para hacer esta película, cuenta en entrevista con TiempoX: "El guion, el director, que ya había trabajado con él, que es un argentino loco que me encanta por loco precisamente, Ariel Winograd, y por trabajar con este señor que no había trabajado [señala a Ochmann, quien está sentado a su lado], pero la verdad admiraba mucho su trabajo y no me decepcionó, al contrario".
Mauricio Ochmann responde: “Igual, el guion, el director y también trabajar con él”, señalando a Omar, quien replica: “¡No manches Mauricio, contestaste lo mismo que yo!”.
–¿Qué fue lo más difícil de trabajar juntos?
–También, trabajar con él, las exigencias, eso de que no puedes mirarlo a los ojos, pero bueno –contesta Omar en tono de broma, que cambia de inmediato–. Tantas horas en el coche, era un roadtrip real.
–Fue un rodaje complicado, pero la verdad estar con Omar lo hizo mucho más fácil.
–Nos reíamos mucho, nos parábamos en los Oxxos a comprar gansitos.
–Nos pasó más o menos lo mismo que a los personajes –explica Ochmann–: nos fuimos conociendo al hacer la peli.
–Y pasamos más horas en el taxi, sin cámara que con cámara, platicando y hablando. Y cada que decían acción era más fácil meternos en personaje. Nos fuimos entrelazando muy padre.
–Temáticamente, ¿cómo creen que se vea ahora la película (filmada hace cuatro años) con todas estas cuestiones sobre el machismo, el feminismo y sobre la pertenencia?
–Se está estrenando en el momento ideal –dice Ochmann.
–Es una bocanada de aire fresco para llevar una comedia pero con un mensaje a ser más empático, sobre todo con la mujer –opina Chaparro–. A dejar atrás estas creencias de que solo el hombre macho tiene derecho a engañar y a saber que el ser humano por naturaleza engaña, por naturaleza comete errores y se equivoca. Es como una lección, la lección que nos deja del personaje de Tomás, que va a buscar venganza en el amante y en la esposa y se topa con un maestro callejero que lo hace abrir los ojos y se da cuenta que el problema no es ella, es él. El problema está en uno y este tipo de incidentes y cosas trágicas se gestan con mucho tiempo antes y hay un trasfondo que nos muestra la película.
–Y está padre ver a dos personajes masculinos vulnerables, que hablan, que platican y van abriendo su caparazón. Y creo que esa es una propuesta muy buena –sostiene Ochmann–. Yo en la vida, en lo personal, soy bastante honesto conmigo y no le tengo miedo a esa parte de ser vulnerable, frágil. Si quiero llorar, lloro… y esa parte creo que no sé, en mi caso, en mi personaje, cuando había que usarlo, se usó.
