"Bardo: falsa crónica de unas cuantas verdades" estrenó el pasado 16 de diciembre a través de Netflix, luego de su paso por festivales y algunas salas de cine.
El regreso de Alejandro González Iñárritu a México sigue el conmovedor e íntimo viaje personal de Silverio, renombrado periodista y documentalista mexicano que vive en Los Ángeles. Después de recibir un prestigioso premio internacional, se ve obligado a regresar a su país de origen, sin saber que este simple viaje lo llevará a un límite existencial. Lo absurdo de sus memorias y miedos infiltran su presente, llenando su vida cotidiana con una sensación de perplejidad y asombro.
A propósito del estreno, Iñárritu y su amigo y colega Guillermo del Toro, quien también estrenó en la plataforma su más reciente proyecto, "Pinocho", tuvieron una conversación en la que reflexionaron sobre la película de Iñárritu.
Del Toro sostuvo que el filme trata sobre la memoria y que una de las cosas más difíciles es esculpir una duna, una metáfora sobre aquello de lo que trata la historia de "Bardo": una vida.
Iñárritu dijo que "Bardo" es un "paseo por la conciencia, el subconsciente, las memorias y los sueños de Silverio Gama". También hablaron del éxito, que Guillermo del Toro dijo que lo mejor era no tener mucho o poco, sino no necesitar nada.
Iñárritu, además, calificó su película como metafísica y dijo que no se reduce al realismo mágico porque la vida es más mágica.
Al respecto de la migración, un tema de "Bardo", Iñárritu sostuvo: "Los que hemos emigrado y dejado nuestros países, mas allá del éxito o fracaso de la experiencia y del estatus que se tenga, todos compartimos un inexplicable sentimiento de fractura que de alguna manera hacen que nos identifiquemos unos con otros y nos da poder colectivo".
Añadió: "Y cuando te alejas de eso, geográficamente, emocionalmente, esa narrativa empieza a desvanecerse un poco y cuando regresas a tu país, la gente espera de ti que seas alguien que ya no eres y esa expectativa mutua se colapsa y es divertidísimo porque en nuestra vida vamos entre la estupidez y lo trascendente, todo el tiempo".
Para Del Toro, cuando la película inicia, "piensas: es memoria, es sueño, el desarmar la historia, no empezar por el principio, no seguir por la mitad y no acabar por el final, es muy interesante para mí".
Iñárritu remató: "Los sueños no tienen tiempo. La razón no tiene lugar en el sueño y esta película siempre la consideré un viaje entre la realidad y el sueño".