Desde el mes de septiembre de 2022, la monarquía británica tiene un nuevo rostro que los representa, se trata del rey Carlos III, quien por años había anhelado el trono. Por 70 años, la corona británica estuvo en manos de la reina Isabel II y su fallecimiento, se convirtió en noticia nacional.
Recordemos que la noticia del fallecimiento de Isabel II sorprendió al mundo, pues aunque ya tenía 96 años, la mujer lucía reluciente en cada una de sus presentaciones. Sin embargo, parece que no fuera así y el Palacio de Buckingham hizo de todo por mantener la imagen de la monarca ante el mundo.
Según los últimos informes, se reveló que antes de fallecer, la reina Isabel II utilizó una silla de ruedas. No obstante, se hizo todo lo posible para asegurarse de que nunca fuera fotografiada en público, muy similar a lo que ocurrió cuando comenzó a utilizar un bastón para mantener el equilibrio.
El último esfuerzo de Isabel II
Un nuevo libro sobre el rey Carlos III ha revelado detalles sobre los últimos meses de Isabel II, cuando quedó claro para su familia y el personal doméstico que “su reinado estaba llegando a su fin gradualmente”, hicieron todo lo posible por mantener cómoda y a ella le gustaba.
Robert Jobson escribe que los ayudantes reales participaron en “un ejercicio de estilo militar” para llevar a la monarca cómodamente al Palacio de Buckingham para lo que sería su última aparición pública, que, se creen, fueron las apariciones del Jubileo de Platino de la reina Isabel II.
La monarca apareció en el balcón del Palacio de Buckingham el 2 de junio, el primer día oficial del fin de semana del Jubileo. Con la ayuda de un bastón, se paró orgullosamente son sus familiares en Trooping the Colour y el vuelo de la RAF, pero no pudo asistir al Servicio de Acción de Gracias al día siguiente en la Catedral de St. Paul.
La reina Isabel también se perdió de Derby de Epsom y la Fiesta en el Palacio, pero sorprendió a todos al estar allí el último día del fin de semana del Jubileo. Si bien “no se sentía lo suficientemente fuerte”, el entonces príncipe Carlos “sintió que era imperativo que su madre estuviera allí para reconocerla a la multitud, por lo que le imploró que hiciera un gran esfuerzo”.
“La reina estuvo de acuerdo. Ante su insistencia, se realizó un ejercicio de estilo militar para que nadie pudiera ver que tenía que usar una silla de ruedas. Con considerable incomodidad, Su Majestad fue llevada en silla de ruedas al helipuerto de Windsor”, detalló Jobson.
“En el Palacio, la llevaron en silla de ruedas hasta las puertas del balcón, luego la ayudaron a ponerse de pie para que pudiera pararse, con la ayuda de un bastón, junto a Carlos y Camila, además de William y su familia. Después de un espectáculo de fuegos artificiales, la reina sonrió encantada. Fue su último saludo a su pueblo”, afirmó el comentarista de la realeza.