Durante muchos años se ha hablado de la infelicidad de la princesa Charlene en el Palacio Grimaldi. Y aunque el príncipe Alberto de Mónaco ha hecho lo imposible por callar los rumores, la mirada de la exatleta suele reflejar una profunda tristeza.
A casi un año de su regreso al Principado tras haber estado ingresada en una clínica de salud mental en Suiza, los rumores de crisis matrimonial entre Alberto de Mónaco y su esposa se han reactivado, luego de la ausencia de la princesa en el cumpleaños del príncipe, en el Baile de la Rosa y por si eso no fuera poco, también la sudafricana fue vista sin su anillo de bodas en Milán.
Aunque la oficina de prensa del Palacio de los Grimaldi salió a desmentir todos los rumores, la revista alemana “Bunte” afirmó que Charlene de Mónaco no comparte cama con su marido, ya que tiene un refugio secreto en el que vive fuera del Principado.
En mayo de 2022, la princesa volvió a estar frente al ojo mediático al asistir al premio de Fórmula E de Mónaco. En ese entonces, los medios afirmaron que su matrimonio estaba completamente roto, pero habían llegado a un acuerdo económico de 12 millones de euros para que Charlene siguiera ejerciendo sus funciones como princesa consorte y posara junto a Alberto en algunos eventos de su agenda oficial.
Sin embargo, Charlene habría hecho énfasis en que quería vivir fuera del Palacio Grimaldi, por lo que suele refugiarse en Roc Agel, la residencia de verano del príncipe, los días que debe asistir a alguna cita.
Cuando no tiene ningún compromiso en su agenda, la ex nadadora olímpica se va a una modesta casa ubicada en los Alpes franceses, específicamente en el Parque Nacional de Mercantour. Se trata de un lugar sin muchos lujos, pero con un acceso prácticamente imposible, dado que solo se puede llegar caminando o un vehículo 4x4, garantizando así que no será acosada por los paparazzi.
Su refugio secreto
De acuerdo con el medio alemán, Charlene suele escaparse a la propiedad que Alberto II de Mónaco compró en 2007 tras haberse “enamorado” perdidamente de las vistas y del paisaje natural de este lugar.
La casa se encuentra a dos horas de Mónaco y forma parte de un pequeño pueblo que tan solo cuenta con 15 casas más. Además, está a solo 100 metros de distancia de la capilla del pueblo, un detalle muy importante para Charlene en estos momentos, ya que ha practicado su catolicismo, tras su salida de la clínica de rehabilitación.
A diferencia del lujo que ofrece el Palacio Grimaldi y las villas de la familia real monegasca, esta vivienda de montaña es mucho más modesta y sencilla. Anteriormente era un establo, de manera que fue completamente reformada para convertirla en una vivienda apta para pasar algunas temporadas.
Así que, cuando su agenda está libre, Charlene y sus guardaespaldas suelen ser vistos por los habitantes del pueblo mientras dan un paseo por la plaza pidiendo algunos suministros en la tienda local para abastecer su refugio. Algo nunca antes visto para los residentes monegascos, quienes no suelen ver a la princesa fuera de los límites del Palacio.