El 7 de febrero se cumplieron 16 años del fallecimiento de Erika Ortiz, la hermana menor de la reina Letizia. Su suicidio a los 31 años y cuando parecía que las cosas mejoraban para ella, destrozó a su familia, en especial a la monarca, quien dejó en la memoria de todos la imagen rota de dolor, sin poder recuperarse del todo para agradecer las muestras de cariño que recibió en ese momento.
"Gracias a todos los que se han apenado por su muerte", dijo Letizia, quien tuvo que contener sus sentimientos debido a la presencia de periodistas y cámaras que la mantenían en el foco todo el tiempo. En su momento, la periodista Paloma Pelayo desveló que Letizia consultó acerca de la posibilidad de que los detalles del fallecimiento de Erika no trascendieran, pero no se pudo hacer nada.
La autopsia dictaminó que su hermana pequeña había fallecido voluntariamente, por la ingesta de tranquilizantes, y toda la prensa lo publicó. Se supo, además, del malestar de la familia Ortiz debido a convertirse en motivo de interés para Casa Real, una serie de circunstancias que consideraban "insoportables".
Esa tragedia marcó la vida de Letizia y Telma Ortiz, las dos hermanas mayores de Erika, a quien siempre protegieron en lo posible. Algunos testimonios se refirieron entonces a la vulnerabilidad de la pequeña. Las primeras aprovecharon cada oportunidad que sus padres,
Erika Ortiz necesitó apoyo de su familia
Erika, quien estudió Bellas Artes, no llegó a independizarse de su familia. Durante una temporada, vivió con su novio, Antonio Vigo, y la hija de ambos, Carla, en casa de su madre, ya que no podían costearse un piso propio. Trataron de montar un hotel rural en Asturias, pero fracasaron. Mientras Letizia era una famosa presentadora, Erika vendía libros de puerta en puerta para el Círculo de Lectores.
Cuando se anunció el compromiso de Letizia con el príncipe Felipe, ésta le cedió su piso de soltera en Vicálvaro. La entrada en la familia real de la familia Ortiz supuso luces y sombras para las hermanas, que se enfrentaron al escrutinio público.
La reina Letizia no logró encontrar su sitio y reafirmar su posición hasta 2014, con la coronación y fue hasta entonces que la vigilancia mediática a la que se vio sometida y las tensiones dentro de Zarzuela fueron extremas.
Érika no tuvo tiempo para desarrollar su faceta estrictamente artística. Los que sí conocieron su obra (nunca expuesta) decían que tenía talento. Cuando se le preguntaba por ese tema, prefería pasar de largo.
La joven de 31 años era vulnerable, cariñosa y, de las tres hermanas, la que más demostraba su generosidad. A diferencia de sus hermanas, la vulnerabilidad que tenía no supo o no pudo superar y la acompañó durante los últimos años de su vida.