Heather Dune era una bailarina que en el verano de 1978 tenía 18 años y que estaba en el Manhattanville College, en Nueva York, entrenando cuando llegó un grupo de futbolistas. Durante un almuerzo, los entrenadores se les acercaron y las invitaron a almorzar con ellos.
Un hombre moreno, contó Heather a The Times, miró su comida y le dijo que no podía vivir de eso. "'Ella ha estado comiendo nada más que cereal durante semanas', dijo mi amiga Angie". Y las invitaron a cenar.
"Esta noche vienes con nosotros para una cena de verdad", proclamó. Su amigo, Rildo, se juntó a su amiga Angie y el hombre a ella. Esa noche, se preguntaron los nombres. Y él, que le dijo que era Pelé, se dio cuenta que ella no sabía quién era. Entraron al restaurante, y allí la gente volteó a ver al recién llegado, cuchicheando.
“'Es un placer… tenerlos aquí', tartamudeó el maître". Las invitaron al Studio 54. "Mientras los demás coqueteaban y comían, Pelé y yo hablábamos del arduo trabajo de estar entrenando, ya sea de baile o de futbol. Le conté mis sueños de bailar en el Carnegie Hall. Discutimos las horas que se requieren para lograr los estándares físicos que se exigen de nuestras profesiones. Sabía más de ballet que de danza moderna, así que le expliqué las diferencias. Me confió que estaba pasando por un divorcio difícil".
A la mañana siguiente, Heather le habló a su hermano. "'Tuve una cita anoche', le dije a mi hermano Loch y luego me detuve, avergonzada. ¿Qué pensaría de mí saliendo con alguien y ni siquiera averiguar su apellido? 'Pelé algo… No sé su apellido. Él juega futbol'.
"'¿Tú saliste con Pelé?'". Y le contó: "'Es solo el mejor jugador de futbol del mundo. ¡No puedo creer que hayas conocido a Pelé!'". Le contó quién era. "'Él es la razón por la que lo llaman 'el juego hermoso'. Es como el Baryshnikov del futbol'".
Luego, siguieron saliendo. Aunque los paparazzi encontraron a Pelé y el campus. Y los retrataron. "'Hacen que parezca que estoy teniendo una aventura y no es así'", le dijo Pelé. Y entonces se reunían con Rildo y Pelé en el auto. "Esa sería la forma de hacerlo a partir de ese momento: reunirse en el automóvil, recoger a Pelé en la escalera de incendios, buscar un restaurante que tuviera un estacionamiento vacío y sin paparazzi. Me olvidé de la cafetería y de los cereales en cajas de cartón y empecé a comer comida de verdad".
“El fútbol es ballet con pelota”, me había dicho Pelé después de vernos traducir el fútbol en danza. Los grandes deportistas, como los grandes bailarines, transitan los ritmos sincopados de la vida y saben atrapar las olas que derriban a los demás. Todavía no sé el apellido de Pelé, pero sé quién era, fue el primer hombre en mi vida que me trató como a una mujer. Y aunque nunca fuimos más que compañeros de cena, es el recuerdo de su brazo lo que todavía recuerdo ahora.