Celebridades

El día que el príncipe Felipe de Edimburgo se arrodilló ante la Reina Isabel II y la besó

La Reina Isabel II y su esposo tenían una relación muy respetuosa, llena de cariño y consciente del estatus y título ante la Corona.

La Reina Isabel II fue cabeza de la Corona Británica por más de 70 años, siempre fiel a la institución y entregada a todas las tareas que le otorgaban. Siempre a su lado, el príncipe Felipe de Edimburgo, su amado esposo, a quien le costó trabajo aceptar no ser Rey Consorte pero poco a poco se rindió y en vez de caminar a su lado, siempre estuvo tres pasos atrás para protegerla. Esta fue la vez que el príncipe Felipe se arrodilló ante la Reina.

Coronación de la Reina Isabel II

La Reina Isabel II fue coronada como monarca del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán el 2 de junio del año 1953 con una ceremonia larga y por primera vez televisada para todo el mundo. Los cientos de protocolos fueron seguidos al pie de la letra para otorgarle el lugar a una joven chica de 27 años que había perdido a su padre, el Rey Jorge.

Se llevó a cabo en la Abadía de Westminster de Londres. Sucedió tiempo después del fallecimiento del Rey, aproximadamente un año, porque sería inapropiado hacerlo durante el período de duelo después de la muerte de un monarca.

Isabel hizo juramento de defender la ley y gobernar la Iglesia de Inglaterra hasta que la vida se lo permitiera. Y así lo cumplió. Para ese entonces ya estaba casada con el príncipe Felipe de Edimburgo, su gran amor, y ya tenían a su primer hijo, el ahora Rey Carlos III que aún no ha sido coronado. Precisamente su aburrimiento protagonizó la ceremonia. También ya había nacido la princesa Ana, su única hija, pero no fue a la coronación porque era muy pequeña.

El príncipe Felipe se arrodilla ante la Reina Isabel II

Su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo de entonces 31 años tuvo un papel muy importante en la ceremonia. Entró a la Abadía de Westminster donde se encontraba la nueva Reina Isabel II con una larga capa y una corona. Al acercarse hizo una reverencia, se quitó la corona pequeña que portaba y se arrodilló ante los pies de su joven esposa.

Entonces ahí frente a ella le hizo un juramento de fidelidad "Yo, Felipe, duque de Edimburgo, me hago vuestro vasallo en cuerpo y alma y del culto terrenal… con la ayuda de Dios", dijo, asumiendo el papel como príncipe consorte teniendo bien claro que acompañaría a su esposa por toda la eternidad algunos pasos atrás de ella. Después se levantó y se acercó para darle un beso en la mejilla.

Y así fue. Aunque hubo muchas polémicas y momentos demasiado complicados por lucha de carácter, la Reina Isabel II y el príncipe Felipe se mantuvieron juntos hasta el último día de sus vidas. La Monarca se enamoró de él desde que lo vio por primera vez en 1939 cuando apenas tenía 13 años y él 18. Nadie creyó que sería una relación tan duradera y sorprendentemente fue una de las más sólidas de toda la Realeza Europea.

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