La princesa Diana falleció a causa de un terrible accidente automovilístico en 1997, cuando el príncipe Harry apenas tenía 12 años de edad. Décadas después, el duque de Sussex finalmente habló sobre cómo vivió ese capítulo de su vida, desde que se enteró del accidente, su reacción y el difícil momento de tener que caminar detrás de su ataúd con miles de ojos puestos en él.
De acuerdo con su libro “En la Sombra”, que salió a la venta en España una semana antes de su publicación oficial, el duque de Sussex recordó cuando su padre, el ahora rey Carlos, lo sentó en la cama y comenzó a explicarle que Diana había tenido un grave accidente automovilístico con severas complicaciones, que al final le costaron la vida.
Aunque admitió que, luego de todo este tiempo, algunas cosas de ese momento podrían ser inexactos hay otros tantos que tiene "claros como el día". En ese sentido dijo que tras recibir la noticia que su mamá había perdido la vida: "lo que sí recuerdo con asombrosa claridad es que no lloré. Ni una lágrima. Mi padre no me abrazó".
Los días posteriores a la muerte de Diana y el regalo especial que recibió de su tía
En otra parte del libro, Harry narró cómo vivió los días posteriores a la muerte de su madre y cómo luchó consigo mismo para aceptar la verdad de la situación. A pesar de que le contaron lo que había sucedido, recordó haberse dicho a sí mismo que Lady Di solo estaba "escondida" y que no estaba realmente muerta, una teoría que reveló más adelante en el libro y a la que a menudo volvía en busca de consuelo.
Recordó cómo a él y a William se les prohibió ver la televisión para que pudieran protegerse de las noticias sobre la muerte de Diana. Después de que el entonces príncipe Carlos de Gales y las hermanas de Diana fueran a Francia para identificar el cuerpo de Diana, Harry recordó haberse reunido con su padre y sus tías en Londres.
Cuando llegaron y se encontraron con su tía Sarah, ahora Lady Sarah McCorquodale, Harry recordó que ella le entregó a cada hermano una pequeña caja azul que contenía un mechón del cabello rubio de Diana. Aun así, Harry recordó que no creía que el cabello perteneciera a su madre y se convenció a sí mismo de que era de otra persona para no tener que aceptar la realidad de su muerte.
En la época victoriana , era común que los familiares en duelo mantuvieran mechones de cabello como recuerdos y servían para consolar a los seres queridos de quienes habían partido. Estos mechones de cabello se guardaban típicamente en medallones, pequeños frascos, cajas y en algunos casos en joyería.