Desde la muerte de la reina Isabel, a principios de septiembre del año pasado, los integrantes de la familia real han experimentado muchos cambios, incluidos los más pequeños de los Windsor: los príncipes George, Charlotte y Louis, hijos del príncipe William y Kate Middleton, pues de un momento a otro, cambiaron de casa, de escuela y hasta de apellido.
Ahora, la princesa Charlotte, tercera en la línea de sucesión del trono británico, se encuentra en el centro de atención, pues el rey Carlos III quiere otorgarle un título muy especial para la familia británica. Se trata de el de duquesa de Edimburgo, que por muchos años fue el título real que estuvo en poder del príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II.
De concretarse esta decisión, las responsabilidades reales de la única hija de los príncipes de Gales crecerán, por lo que deberá cumplir con protocolos extras a los que aún no está acostumbrada, pues ser duquesa de Edimburgo es uno de los cargos más importantes dentro de la corona británica.
Además, de ese importante cargo, Charlotte también llegaría a convertirse en la princesa real, título que actualmente está en poder de su tía, la princesa Ana, por lo que cuando crezca será muy común que se le vea en actos públicos, comidas, cenas, banquetes oficiales, motivo por el cual habría comenzado su preparación para esos momentos.
Los exigentes protocolos
La presencia de los integrantes de la realeza en los actos y banquetes reales es prácticamente una obligación, por lo que los royals siempre tienen que estar preparados y comportarse a la altura de la situación.
Aunque Charlotte tiene solo siete años, ha demostrado que se ha estado preparando para cumplir con los protocolos y no será raro que pueda cumplir ciertas normas como cuidar sus muestras de afecto en público, llevar tocado o sombrero, a no ser que esté casada y sean más de las seis de la tarde, en cuyo caso tendrá que llevar una tiara.
Asimismo, deberá llevar maquillaje discreto, pues entre las mujeres royals no está permitido llevar sus labios pintados en tonos fuertes, solo en colores neutros o rosas pálidos.
Las mujeres de la familia real no pueden cruzar las piernas. La posición correcta sería con las rodillas juntas, los tobillos cruzados e, inclinando ligeramente las piernas hacia un lado, algo que se conoce como "la inclinación de la duquesa". Tampoco podrá votar ni postularse a ningún cargo público y cuando quiera contraer matrimonio, primero tendrá que tener la aprobación del rey.