El príncipe Harry no solo reveló sus propios secretos en su libro de memorias "Spare", sino los de otros miembros de su familia. Uno de los más impactantes ha sido sobre todo lo que sucedió alrededor de la boda de su hermano, el príncipe William, que se casó en 2011 con Kate Middleton en Westminster Abbey, el mismo lugar en donde ambos habían despedido a su madre tras su muerte en 1997.
El Duque de Sussex hizo varias revelaciones al respecto, incluyendo que su hermano nunca le avisó que se casaría, esto aún que unas semanas antes del aviso oficial ambos viajaron juntos a África.
También mencionó que William de Gales no lo eligió como su padrino de boda, sino que le pidió a dos de sus amigos de la juventud. Al ser presionados por la prensa, el palacio decidió inventar que el padrino era el príncipe Harry, sin embargo, esto fue mentira, pues “les daba miedo que en su discurso durante la boda pudiera decir algo inapropiado”.
La noche antes de la boda
La tercer revelación fue que el hijo mayor del Rey Carlos III se sentía muy nervioso una noche antes del gran día, por lo que se "emborrachó con algunos rones con cola" y salió en estado inconveniente a hablar con la prensa.
“Thomas y James (sus padrinos) lo obligaron a tomarse un par de copas de ron con Coca-Cola que al parecer lo ayudaron a calmarse”, escribió. “Los reporteros estaban entrevistando a la gente que había acampado delante de Clarence House con la esperanza de conseguir sitio en la primera fila para la boda”.
Según el Duque de Sussex, al estar “achispado” por el ron, el príncipe William decidió que sería buena idea bajar a hablar con los miles de reporteros aunque su equipo de seguridad “lo desaconsejó encarecidamente”.
“Me pidió que fuera con él. Me lo suplicó”, escribe Harry. “Vi en sus ojos que estaba muy perjudicado por el ron. Necesitaba un compinche. Salimos a la calle y bordeamos la multitud dándole la mano a la gente, que le deseaba lo mejor a Willy y le decía lo que lo querían y que querían a Kate… Lo miré varías veces. Tenía las mejillas muy rojas”.
El día de la boda
Después de recogerlo para ir a Westminster Abbey, el príncipe Harry notó que su hermano había despertado con mal semblante y ojos muy rojos, como si “no hubiera dormido en toda la noche”. Además, su aliento era fatal.
“Hueles a alcohol”, le habría dicho al novio. “Eran las secuelas del ron de la noche anterior. A modo de mofa, abrí un poco la ventanilla, me tapé la nariz y le ofrecí pastillas de menta”.