Desde que volvió al Principado de Mónaco, la princesa Charlene no ha dejado de acaparar las miradas en todos sus actos públicos durante los últimos meses, luego de retomar su agenda real y dejar atrás los problemas de salud que la aquejaron cuando tuvo una infección de oídos, nariz y garganta.
Desde su regreso a Mónaco en marzo del año pasado, después de internarse más de cuatro meses en una clínica en Suiza, en donde recibió tratamiento por "agotamiento emocional y físico", el camino a una recuperación total ha sido complicado, por ello sus padres Lynette Humberstone y Mike Wittstock se trasladaron al principado desde Sudáfrica.
En una entrevista reciente para el periódico local Monaco Matin, Charlene confesó que se siente "mucho mejor que en los últimos años. Siento menos dolor y mucha más energía" aunque continúa recuperándose, "reequilibrándome", algo que le llevará algún tiempo, dijo.
Su familia, su pilar
En esa misma entrevista confesó que "mi familia y mis personas queridas son mi roca", a las que siempre acude cuando el cuerpo o la mente no le responden como quisiera. Aunque no mencionó sus nombres se intuye que se refería a su marido, el príncipe Alberto, y a sus mellizos, los príncipes Jacques y Gabriella, y a su hermano Gareth Wittstock que vive en Mónaco desde que Charlène se convirtió en princesa tras su boda con Alberto.
Lo que se desconocía hasta ahora es que sus padres también se instalaron en Mónaco. Según publica Gala y Daily Mail, los padres de la exnadadora dejaron Sudáfrica, donde continúa su hermano Sean, para estar más cerca de su hija y apoyarla en su camino hacia la recuperación total de una dolencia que, por otra parte, no está del todo clara aparte de la infección de oído, nariz y garganta que la obligó a pasar varias veces por quirófano y le impidió volar y regresar por tanto a Mónaco junto a su familia con un profundo agotamiento que aún arrastra.
Aquellos meses en Sudáfrica estuvo cerca de sus padres y ahora son ellos quienes hacen el viaje al Principado desde Johannesburgo hasta Mónaco. Lynette Humberstone y Mike Wittstock se habrían mudado a La Turbie, una localidad situada entre la residencia de Charlène en Mónaco y Roc Agel, el palacio de verano de la familia donde la princesa se refugió al comienzo de su recuperación.
Estar a solo unos minutos en coche de ella les permite verse con asiduidad, para desayunar en su refugio monegasco o en algún otro lugar apartado de los lentes de los paparazzi. Porque los padres de Charlène, por el momento, no han asistido a ningún acto social acompañando a la princesa.
Estar juntos le hace “sentir segura y protegida y le recuerdan la vida mucho más despreocupada que disfrutaba en Sudáfrica antes de convertirse en princesa de Mónaco”, informó Daily Mail a una fuente cercana a los royals monegascos.