Celebridades

Príncipe Harry: así fue su batalla contra los paparazzi según cuenta en sus memorias

En 2007 vivió uno de sus momentos más difíciles.

En "En la sombra", título en español de "Spare", el príncipe Harry habló sobre su enfrentamiento frontal con los paparazzis en 2007 y cómo logró superar el acecho que vivió en esa época en la que lo fotografiaron "entrando y saliendo de numerosos pubs, clubes y fiestas privadas, a altas horas de la madrugada".

En febrero de ese año, el ministro de guerra británico anunció ante los medios que Harry iría a Irak como parte del ejército. La respuesta en Irak no se hizo esperar y los líderes de las fuerzas armadas de aquel país dijeron que era un blanco clave de los francotiradores y un objetivo para una misión de secuestro.

Con todo el barullo mediático que se suscitó, decidieron no mandarlo. Y algunos medios, contó Harry en el libro, eligieron la versión de que fue él quien presionó a los altos mandos para que no lo enviaran. Eso lo enfureció y lo hizo sumirse en una depresión que, escribió, consoló con "vodka con Red Bull. Y en el gin-tonic".

Blanco de los paparazzi

De ahí que se convirtiera en blanco de los paparazzi. "No me gustaba nada despertarme y encontrar una foto mía en la primera plana de un periódico sensacionalista. Pero lo que de verdad no podía soportar era el sonido de una foto siendo disparada". Lo consideró más traumático que el amartillamiento de un arma.

En esa época, se lee, "empecé a pegarme con sus cámaras, que me provocaban deliberadamente. Me rozaban, palmoteaban, empujaban o directamente me sacudían con la esperanza de que reaccionara, esperando que atacara, porque eso les daría una foto mejor y así se embolsarían más dinero. Una foto mía en 2007 podía alcanzar un valor de hasta treinta mil libras. El enganche de compra de un piso. Pero ¿una foto mía haciendo algo agresivo? Eso podía suponer el anticipo de una casa de campo".

Su peor momento llegó en una pelea con uno de ellos. "Yo acabé con la nariz hinchada, y mi guardaespaldas estaba furioso.

—¡Has hecho ricos a esos paparazzi, Harry! ¿Estás contento?

—¿Contento? —dije yo—. No, no estoy contento".

La radicalización de los paparazzi

En "Spare" comparó a los paparazzi con los soldados radicales iraquíes. "Los paparazzi siempre habían sido unos personajes grotescos, pero, cuando alcancé la madurez, empeoraron. Podías verlo en sus ojos, en su lenguaje corporal. Eran más obstinados, estaban más radicalizados, tal como se habían radicalizado los hombres jóvenes en Irak. Sus mulás eran los editores, los mismos que habían jurado hacerlo mejor tras la muerte de mi madre".

Añadió: "Los editores seguían incitando a matones y buscavidas con cuantiosas recompensas por acosar a la familia real, o a cualquiera con el infortunio de ser considerado famoso o carne de noticia". A partir de que los paparazzi lo rodearon cuando subió a un coche de policía al salir de un club, "todos tapándose la cara con bufandas de equipos de futbol y con la capucha puesta, el uniforme internacional de los terroristas", decidió cambiar de estrategia.

"Tenía una relación muy estrecha con uno de mis guardaespaldas", contó. "Billy. Lo llamaba Billy la Roca, porque era duro y sólido como una piedra. Una vez apartó de un golpe una granada que alguien me lanzó desde la multitud. Por suerte, resultó ser un artefacto falso. Le prometí a Billy que no volvería a arremeter contra ningún otro paparazzi. Pero tampoco podía limitarme a pasar como si nada junto a sus emboscadas".

Le propuso que lo metiera a la cajuela del auto. "Es la única forma de no sentir la tentación de abalanzarme sobre ellos y tampoco podrán sacar dinero conmigo", le dijo. "Cuando salíamos de un pub o de un club en 2007, yo hacía que el coche estacionara en un callejón trasero o en algún aparcamiento, me metía en el maletero y dejaba que Billy lo cerrara. Me quedaba ahí tumbado, en la oscuridad, con las manos cruzadas sobre el pecho, mientras Billy y otro guardaespaldas me trasladaban a casa. Me sentía como en un ataúd. Y me daba igual".

Nunca le dijo que así era como su mamá, la princesa Diana, evitaba a los paparazzi.

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