A tan solo días del funeral de la reina Isabel, extractos de un nuevo libro sobre el legado de la fallecida monarca y los futuros desafíos de la Familia Real, esta vez comandada por el rey Charles III ha empezado a llegar a los medios.
La publicación fue escrita por la experta real, Katie Nicholl, y lleva por nombre "The New Royals: Queen Elizabeth's Legacy and the Future of the Crown". En el adelanto que publicó Vanity Fair, su autora repasa los desafíos inmediatos del nuevo rey, los que incluyen al príncipe Harry.
Katie Nicholl plantea que "aunque parece que el rey Charles III cuenta con el apoyo de su pueblo, no se garantiza que su camino sea fácil". La escritora repasa los problemas inmediatos del nuevo monarca resaltando dos: "La abdicación familiar de su hijo menor y su nuera y la completa desgracia de su hermano, el príncipe Andrew, el duque de York, a quien se le han despojado de sus títulos honorarios y su papel real".
Por ello, parece lógico que su primer gran desafío sea hacer las paces con el duque de Sussex. Según la autora, "se dice que Charles quiere desesperadamente reconciliarse con su hijo Harry, pero queda por ver si la ruptura que causó tanto malestar a la reina se resolverá realmente".
En cuanto al príncipe Andrew, las cosas pareen estar más clara, ya que habría consenso entre el Su Majestad y el príncipe William en que el duque de York "nunca volverá a representar a la familia en el escenario público".
La Commonwealth, el desafío más importante del rey Charles III
Luego está uno de los más grandes retos para el rey Charles III: la Commonwealth. Katie Nicholl asegura que la reina Isabel "era venerada, celebrada", pero que hay muchas personas en países como Nueva Zelanda y Australia que buscan que "una monarquía hereditaria, con su sede a miles de kilómetros de distancia en otro continente, muera con ella".
"Charles es muy consciente de que el futuro de este grupo voluntario de naciones es incierto, y ha dicho que es 'un asunto que debe decidir cada país miembro'".
Un escenario de mayor cuidado es lo que pueda ocurrir con el movimiento independentista escocés, que es visto como una "amenaza existencial" para el Reino Unido. Según una fuente cercana al nuevo monarca, "su preocupación absoluta es mantener intacto la unión". De no ser así, "se convertiría en un gran problema en términos de nuestro estatus global".