Camilla Parker daba un sorbo a su té cuando el príncipe Harry sugirió que un mediador podría ser la solución de la ruptura de la familia real, por lo que acabó escupiéndolo, se lee en el libro "The New Royals", de la periodista Katie Nicholl que acaba de publicarse.
La autora, quien cubre realeza para Vanity Fair e hizo la cobertura del funeral de la reina para NBC, abordó el futuro de la familia real. Entre otros temas, tocó el de la división cada vez más profunda entre los duques de Sussex y otros miembros de la familia real después de que Harry y Meghan renunciaran como miembros de la realeza para mudarse a Estados Unidos en 2020.
Un amigo de la familia real no identificado le contó a la periodista que el duque de Sussex se reunió con su padre en la primavera de este año para "aclarar las cosas". Sin embargo, la reunión no fue un éxito.
Después de que el duque y la duquesa no asistieran al servicio conmemorativo del duque de Edimburgo en la Abadía de Westminster en marzo, por la polémica por la cuestión de su seguridad, la autora señaló que se abrió un resquicio de esperanza cuando Harry y Meghan fueron a Reino Unido en medio de su viaje por Holanda por los Invictus Games.
El padre de Harry, el entonces príncipe de Gales, insistió en reunirse con él para tomar el té antes de tener una audiencia con la reina. En esa reunión estuvo Camilla Parker, la actual reina consorte. Nicholl contó que los Sussex llegaron tarde a la reunión, por lo que solo disponían de 15 minutos antes de que el ahora rey Carlos tuviera que atender otro compromiso.
El amigo de la familia dijo, escribió Katie según un extracto publicado por Vanity Fair: "[Harry] en realidad sugirió que usaran un mediador para tratar de resolver las cosas, lo que hizo que Carlos se sintiera algo desconcertado y Camilla escupiera en su té".
Agregaron que la reina consorte le dijo al duque que su sugerencia era "ridícula" y que resolverían sus diferencias dentro de la familia.
El libro de Nicholl también afirma que la reina Isabel quedó "herida y exhausta" por la decisión de Harry y Meghan de renunciar como miembros principales de la familia real y mudarse a Estados Unidos, lo que conllevó a que la convivencia con sus bisnietos fuera muy poca.
