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El féretro de la reina Isabel II: La espeluznante razón por la que tiene un revestimiento de plomo

Los restos de la monarca británica, quien falleció a los 96 años el pasado 8 de septiembre, descansarán en la capilla del rey Jorge VI en el Castillo de Windsor.

La reina Isabel II descansará en la Capilla Conmemorativa del rey Jorge VI en el Castillo de Windsor. Para el último adiós, la monarca que más tiempo ha prestado sus servicios al Reino Unido se encuentra en un ataúd hecho de roble inglés revestido de plomo.

Fue fabricado por la empresa Henry Smith hace 30 años a juego con el ataúd en el que descansan los restos de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, pero ese particular revestimiento, tiene varias razones, la primera es porque sigue a una tradición real que se remonta a la época victoriana, cuando era necesario sellar los cuerpos para descansar sobre el suelo. Isabel I fue enterrada en un ataúd de madera revestido de plomo en 1603, según la Abadía de Westminster.

El plomo ayuda a preservar el cuerpo hasta por un año al retardar el proceso de descomposición. El revestimiento hace que el ataúd sea hermético, evita que entre la humedad y asegura que el olor y las toxinas del cadáver no se escapen y dañen el ambiente.

Esto es importante para los miembros de la realeza que se les hacen funerales de Estado, como el caso de la reina en Westminster Hall y la Catedral de St Giles y para su entierro que será en la Capilla Conmemorativa del Rey Jorge VI en el Castillo de Windsor.

El cuerpo de Isabel II se reunirá con su difunto esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, quien también está enterrado en un ataúd revestido de plomo, que será trasladado a la bóveda real.

“Si tiene una bóveda de ataúd o una cámara familiar en una iglesia, entonces ese ataúd permanece sobre el suelo y abierto a los elementos. Un ataúd sellado es muy importante”, aseguran los medios británicos.

Se cree que el roble del que está hecho proviene de Sandringham Estate en Norfolk y el ataúd de Su Majestad incluye manijas de latón y broches para sujetar las insignias reales. El latón fue fabricado por la fundición de Birmingham Newman Brothers y permite que el ataúd contenga la Corona del Estado Imperial, el orbe del Soberano y el cetro de la Cruz. 

Se estima que el ataúd pesa al menos 550 libras (249 kilogramos), o un cuarto de tonelada, y hasta 700 libras (318 kg). Debido al peso, el ataúd requiere ocho portadores del féretro para transportarlo, en lugar de los seis habituales. Un ataúd pesado no es raro en los funerales reales, ya que se dice que el ataúd revestido de plomo de la princesa Diana pesaba un cuarto de tonelada en 1997.

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