Camilla Parker-Bowles ha tenido un gran reto para ganarse el cariño de los británicos. Tras la muerte de la reina Isabel II, el pasado 8 de septiembre en el Castillo de Balmoral, se ha convertido en uno de los apoyos más importantes del rey Carlos II en estos difíciles días para la familia real.
En estos días de luto en los que se combinan los actos solemnes para conmemorar a la monarca, fallecida a los 96 años, y sus nuevas obligaciones como monarca del Reino Unido, Camilla estuvo presente en el cortejo fúnebre que se llevó a cabo en la Catedral de St Giles, en Escocia.
La ahora reina consorte protagonizó un momento muy emotivo, para rendir homenaje a su difunta suegra a través de un detalle muy significativo a través de los accesorios que llevaba puesto. Se trata de un broche de brillantes en forma de ramo de flores, una pieza familiar que en un principio pertenecía a la colección privada de la reina Isabel II.
El broche era una de las piezas favoritas de la monarca y lo solía lcr en sus visitas oficiales prendido del sombrero. Aunque no se sabe la fecha exacta de que el abalorio pasó a manos de Camilla, su primera aparición en público con él se remonta a 2015,.
Este regalo supone un gesto que demuestra la buena sintonía que compartían suegra y nuera a pesar de las dificultades que tuvieron, particularmente tras la controvertida entrevista de Diana en la que apuntaba hacia Camilla como la causante de sus desgracias en su relación matrimonial por ser la mujer a la que su marido realmente anhelaba.
La reina consorte vistió un look de riguroso luto. Optó por el mismo vestido sobrio y discreto que llevó durante el funeral del duque de Edimburgo. En esta ocasión, completó su outfit con un gran sombrero adornado de plumas, un bolso de mano de cuero, zapatos de tacón medio, y, sobre todo, sus inseparables perlas, que ya se han convertido en uno de sus signos de identidad, de varias hileras y un broche central de brillantes.