La reina Isabel II es dueña de castillos, palacios, hipódromos y hoteles de lujo, pero es dueña de una propiedad que pocos conocen. Se trata de un restaurante de comida rápida. Se trata de un McDonald's, al que llaman el Maccy D'.
El restaurante, que se encuentra a 80 millas de Londres, ofrece a los comensales servicio de mesa, sofás de cuero y elegantes sillas. Los menús son digitales y hay puertos inalámbricos donde los comensales pueden cargar sus dispositivos electrónicos mientras disfrutan de su hamburguesa y papas.
Obviamente, el restaurante propiedad de la reina Isabel II tiene que sobresalir de entre los demás, ya que dicho McDonalds en lugar de cabinas de pastico, los clientes pueden disfrutar de sus mcnuggets en lujosos sofás de cuero e incluso hacer que un mesero les lleve la comida a la mesa, en comparación de cualquier otra sucursal en donde los clientes ordenan sus alimentos en la caja, apartan su mesa y se los llevan.
Isabel II dueña de uno de los un McDonald's más lujosos del mundo
De acuerdo a Business Insider, esta sucursal de comida rápida es uno de los más lujosos del mundo y está ubicado a 80 millas fuera de Londres, en el Banbury Gateway Shopping Park, cerca de Oxfordshire. "No es la primera vez que el gigante de la comida rápida ha estado en el territorio de la Reina quien solía tener una sucursal en Bath Road Retail Park en Slough antes de vender el terreno el año pasado por 177 millones de dolares".
Aparte de los elegantes sofás de cuero, cuenta con asientos comodísimos tipo cabina, pisos elegantemente decorados y sillas Eames blancas. Las órdenes de comida se piden a través de tabletas de última generación, siempre disponibles con WiFi.
Cabe señalar que se sabe que la reina Isabel II no se ha formado por una hamburguesa con papas fritas, aunque los comensales no pierden la esperanza de encontrársela algún día.
Es importante comentar que este McDonalds no es propiedad privada y tampoco los ingresos pertenecen a la Reina, quien solo se encarga de vigilar que todo funcione a la perfección.
Mirror informó que, según la Ley de Bienes de la Corona de 1961, las propiedades son administradas por una junta que tiene el deber de mantener y mejorar su valor; como resultado, a menudo son grandes atracciones turísticas.
"Los términos establecen que todos los propietarios y desarrolladores privados deben transferir sus ganancias a la Tesorería cada año, que luego entrega un 15% a la monarquía a través de la Subvención Soberana", señalaron.
