La familia real debe regirse por estrictas reglas y códigos de conducta en todo momento, ya sea para un protocolo específico, asistiendo a eventos o llegando en un orden determinado. A cinco semanas para Navidad, existe una hay una cruel regla que dejaría al príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis sin sus regalos de esta fecha.
Durante sus impresionantes 96 años, la difunta reina Isabel II visitó más de 120 países y realizó innumerables visitas en el Reino Unido y sus alrededores. En cada compromiso, recibía obsequios extraños y maravillosos, al igual que otros miembros de su familia, pero por amables que sean estos gestos, existe una regla estricta que significa que cualquier obsequio que se entregue a la realeza durante una visita, en automático pasa a ser la propiedad del monarca y él tiene derecho a decidir qué hacer con él.
Así que los obsequios que se entregan a la familia real durante viajes, giras y compromisos se rigen por un conjunto diferente de reglas, incluso tienen un manual de siete páginas sobre regalos: cuándo pueden aceptarlos, cuándo deben rechazarlos o devolverlos y cómo se registran.
Estas reglas significan que todo lo que se entrega pertenece automáticamente al monarca y no será propiedad de la persona a la quien le dieron el obsequio a menos que él mismo acceda al trono.
Por lo tanto, todos los osos de peluche y dulces regalos que se enviaron al palacio o se entregaron a Kate Middleton y al príncipe William cuando nacieron el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis todavía pertenecen al rey Carlos. La regla no se extiende a ningún regalo de cumpleaños o de Navidad que se intercambie dentro de la familia.