Celebridades

Todo lo que ha sacrificado Letizia para ser reina de España

A su llegada a la familia real, Letizia Ortiz rompió con todos los esquemas y reinvindicó el papel de la esposa del rey dejando atrás las sombras y desempeñar un papel mucho más activo, sin embargo el camino no fue fácil.

Formar parte de la realeza podría parecer un cuento de hadas. Cuando Letizia Ortiz Rocasolano se convirtió en la esposa del rey Felipe IV, tuvo que sacrificar varias cosas importantes en la vida que había construido para convertirse en reina, adaptándose a las estrictas normas de la realeza.

Llegar a ser reina de España le costó dejar atrás en 2003 su prometedora carrera profesional como periodista, su estabilidad emocional y, lo más importante para ella: su libertad. Letizia eligió dejar su anterior vida atrás para servir a España, pero la exigencia para las reinas es muy alta. Desde pequeña su más grande sueño era tener un noticiero de televisión, así que se hizo periodista.

Renuncia al periodismo

Tras estudiar Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid, la reina Letizia hizo una maestría en Periodismo Audiovisual y con una beca viajó a México por seis meses, para hacer su doctorado en la Universidad de Guadalajara, a los 24 años. Desde los 18 años ya colaboraba con la agencia EFE.

En su trayectoria profesional, también trabajó para Bloomberg TV y CNN Plus, y en el 2000 llegó a Televisión Española, donde cubrió noticias como los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y la guerra de Irak, y además cumplió su sueño al conducir su noticiero en horario matutino.

Su carrera iba en ascenso, incluso ganó el Premio Larra de la Asociación de Prensa española a la mejor periodista menor de 30 años; sin embargo, el sueño que tanto persiguió terminó pronto, pues en noviembre de 2003 se anunció su compromiso con Felipe IV y tuvo que dejar su profesión.

Perdió su voz

Contra todo pronóstico, Letizia logró crear una familia afectuosa, unida. Además su voluntad y determinación, así como sus estudios profesionales le permitieron reivindicar el papel de la esposa del rey con un toque de empoderamiento femenino, dejando atrás la disonancia que suponía contemplar a una mujer preparada en un rol subordinado.

El proceso de adaptación a la familia real española supuso una gran metamorfósis, pues de ser la estrella de televisión, sonriente, perdió su voz, pues al menos durante los primeros tres años después de su boda, fue obligada a permanecer únicamente como la acompañante de Felipe en los actos públicos.

Aquella profesional ambiciosa, capaz, acostumbrada a perseguir la excelencia, culta, con criterio y una gran autoestima, de pronto se convirtió en una sombra de su esposo, el rey Felipe IV.

La periodista Mabel Galaz, quien ha seguido a Letizia durante casi dos décadas aseguró en su libro “Letizia real” que “la transformación no ha sido nada fácil y creo que queda mucho de periodista en ella, por ejemplo su forma de trabajar”.

"Cuando llegó a Zarzuela rompió el protocolo de la reina Sofía, que era más de saludar, conocer a la gente… Más de relaciones públicas. Ella mantiene reuniones de trabajo en las que lo pregunta todo. En ese sentido es muy pesada. La profesión de periodista la ha trasladado a su trabajo como miembro de la familia real", indicó.

Aunque, actualmente la reina tiene una apretada agenda de trabajo y además utiliza su vestimenta para simpatizar con alguna causa o enviar un mensaje importante, lo cierto es que "pasó a ser silenciada y controlada por la casa del rey".

Su estabilidad emocional

Letizia cambió de oficio hace casi dos décadas para asumir una función que carecía de instrucciones. El aprendizaje no ha sido fácil. A diferencia de su esposo, ella es impaciente, apasionada, espontánea y dura de pelar. Para ganársela hay que convencerla y no siempre es fácil.

Proyecta frescura y cercanía pues al no provenir de una familia real, su normalidad estuvo marcada por el trabajo y el esfuerzo diario, pues ella luchó, viajó en transporte público, fue a la universidad con la presión que supone, conoció los sinsabores del mercado laboral; vivió la separación de sus padres y también pasó un divorcio, pero también su vida estuvo marcada por el triunfo profesional.

Tras su ingreso a la familia real española, Letizia tuvo que lidiar con mucha más presión de lo que esperaba, lo cual terminó por minar en su autoestima y por mucho tiempo se vino una oleada de rumores sobre que padecía anorexia y depresión, luego de varias apariciones públicas en las que lució extrema delgadez.

Aunque es bien sabido que a Letizia le gusta mantener una vida saludable y también es amante del ejercicio, hace cinco años, encendió las alarmas por su estado de salud debido a que comenzó a bajar de peso, tanto que sus huesos eran más notorios cada vez.

Mucho se comentó sobre la supuesta anorexia de la reina Letizia, sobre sus posibles desórdenes alimenticios o sobre una rutina diaria que le consume demasiado, pero su delgadez alcanzó límites alarmantes, como aquella vez que lució una espalda poco favorecedora en la entrega de premios de la revista Woman en 2015.

Video relacionado: El abrazo entre la Reina Letizia y Marujita

 

Tags