La princesa Ana de Inglaterra, que ya cuenta con 72 años, ha sido nombrada en ocasiones como 'la princesa invisible'. Sin embargo, la princesa se ha dedicado a decenas de labores que son realmente visibles.
La princesa Ana es la segunda de los hijos de Isabel II del Reino Unido y de su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, además de ser la primera hermana menor del recientemente coronado rey Carlos III.
Ana fue nombrada princesa real desde 1987 y, entre otras cosas, estuvo nominada al Premio Nobel de la Paz, fue la primera royal británica en participar en unos Juegos Olímpicos y en los años setenta sufrió un intento de secuestro.
La princesa real realizó deberes y compromisos oficiales en nombre de su madre además de contar con el patrocinio en más de 300 organizaciones, incluidas WISE, Riders for Health y Carers Trust. Durante más de 50 años ha estado asociada con Save the Children, trabajo que terminó en la nominación al Nobel de Paz en los años 90.
Una de sus grandes aficiones son los caballos, su interés y dedicación han sido notorias a través de los años, tanto como para ser presidenta de la Federación Ecuestre Internacional (FEI) entre 1986 y 1994.
Sin embargo, hay una afición de la princesa que pocos conocen y que ahora ha salido literalmente a flote. Después de pasar el luto real, se vio a la princesa disfrutando de un viaje por ferry en Staten Island.
De allá fue al Museo Nacional del Faro, donde se presentó en su papel como presidenta honoraria de la campaña de recaudación de fondos Illuminating Future Generations. Pues bien, entre la cantidad de patrocinios nombrados, sumó algunos mas con temas relacionados a los faros y a la seguridad marítima.
Incluso ella misma se ha descrito como "acumuladora de faros", además declaró en ese momento que cree "que los faros han sido una forma particularmente buena de educar a la gente sobre la importancia de lo marítimo en todos sus formatos".