Julia Roberts fue protagonista de un triángulo amoroso que involucró escaparse de su boda con el mejor amigo de su prometido.
La actriz se convirtió en una novia fugitiva en 1991, cuando planeaba casarse con Kiefer Sutherland. La pareja se había conocido en la película “Flatliners” que se estrenó en 1990 y se dice que la química fue instantánea. Lamentablemente, su relación no siempre fue un cuento de hadas, ya que solo unos meses después de comenzar su relación, comenzaron rumores de que el actor tenía problemas de alcoholismo y le había sido infiel con una stripper.
La bailarina habló para varios medios a cambio de dinero, asegurando que Kiefer se había referido a Julia como una “princesa de hielo muy insegura”.
Justo el día de su boda, Kiefer se enteró de que su boda se había cancelado. Y el drama escaló aún más cuando se filtró que su prometida se había escapado con Jason Patrick, uno de sus mejores amigos. La relación entre Jason Patric y Roberts duró poco.
Jason y Kiefer se habían vuelto extremadamente cercanos desde que compartieron pantalla en “The Lost Boys”.
Hace unos meses, Sutherland rompió el silencio sobre esta época polémica de su vida, diciendo: “Creo que ella tuvo mucho coraje. No era lo que quería hacer al final del día. Y creo que la decisión fue de mucho coraje, el haber dicho ‘no puedo hacer esto’. Estábamos jóvenes, enamorados y decidimos que nos queríamos casar, pero luego otras cosas se interpusieron”.
Los viejos camaradas se reencontraron hace unos años y retomaron su amistad, dejando atrás la mala leche.